Entonces, lo primero es generar la convicción absoluta de que un día moriré. Y después:
Yo puedo morir hoy porque moriré un día.
Ésta es una razón concluyente porque está cualificada con los tres modos, ya que: yo moriré un día, todo el que morirá un día necesariamente puede morir hoy, y si alguien no puede morir hoy necesariamente no morirá un día. Es una razón que establece lo que quiero determinar, que puedo morir hoy, de manera incontrovertible. También puedo pensar:
Puedo morir hoy porque moriré un día, y hoy es un día.
Esto es cierto. Mientras que lo contrario, lo que de manera instintiva estoy asumiendo contínuamente, es completamente falso, que es: Hoy no moriré porque moriré un día lejano, y hoy no es un día lejano. Puede ser que nunca formule este pensamiento explícitamente, pero es el pensamiento que en el fondo, instintivamente, estoy sosteniendo siempre. Es completamente falso porque no se sigue que el día de mi muerte tenga que ser un día lejano. La muerte puede venir en cualquier momento, sin avisar, cuando menos lo espere. Por lo tanto:
Puedo morir hoy. Ya que me he de ir pronto de este mundo, ¿qué sentido tiene apegarme tanto a los logros mundanos, y a las personas de este mundo?
(cfr. Por qué meditar en la muerte)
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