22/3/15

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Objeción: 'Yo no pienso ni quiero pensar en las vidas futuras. No me interesan. Centro mi interés en esta vida y especialmente en el día de hoy y en la felicidad que él pueda aportar. Hacer esto es lo correcto.' Respuesta: Pero sabiendo que nuestras vidas futuras no están lejos y que en el momento siguiente mismo pueden haber comenzado, ¿esta actitud de centrarnos exclusivamente en la felicidad de esta vida no es en realidad como un grito de temor?

Es como en la siguiente analogía: Una persona, perseguida por el fantasma de la muerte, cae en el pozo abandonado de la ancianidad. A media caída logra sujetarse en algunas ramas sueltas, que son sus acciones virtuosas. En el fondo del pozo hay una enorme serpiente, que simboliza los renacimientos inferiores, y por todos lados se le acercan las víboras de las perturbaciones mentales. Una rata, que representa la maduración del karma, está royendo la raíz de las ramas en las que precariamente se sostiene. Si mientras tanto esa persona se concentra en saborear algunas gotas de miel que caen desde arriba, ¿es apropiado llamar a ese placer felicidad? (Analogía adaptada del comentario de Gyaltsab-je a los Cuatrocientos Versos de Aryadeva).

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