29/12/13

Destruyen nuestra felicidad

La apariencia de cualidades atractivas, repulsivas o indiferentes en las personas es sólamente una proyección equivocada nuestra, nada más. Así dice el Dharma. Pero, ¿cómo es posible? Así: la persona que nos parece a nosotros atractiva puede ser perfectamente para otros un objeto de aversión; la persona que nos parece a nosotros repulsiva puede ser para otros un objeto de apego; y la persona que a nosotros nos es indiferente puede ser para otros un objeto de aversión o de apego. Con esto podemos ver que no existen personas que sean intrínsecamente --quiere decir, en sí mismas-- atractivas ni repulsivas, y que la apariencia de cualidades atractivas, repulsivas o indiferentes en las personas es sólamente una proyección equivocada nuestra, nada más. Estas proyecciones equivocadas hacen nuestra mente desequilibrada e inquieta, y destruyen nuestra felicidad.

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