Todos queremos ser queridos, pero nadie nos quiere querer. ¿Por qué? Pues porque lo que todos quieren es ser queridos, como nosotros. Los demás no están buscando a alguien para hacerle caso, sino que buscan a alguien que les haga caso a ellos, como nosotros. Recordar esta verdad cristalina puede ayudar mucho, en muchos sentidos.
Una verdad esencial del Budismo Mahayana es que el origen de todos nuestros problemas es dar una importancia y atención excesivas al yo, que no existe. Esta afirmación de que el yo no existe no es, desde luego, evidente, y para entender aunque sea superficialmente lo que significa, hay que estudiar enseñanzas cualificadas sobre la vacuidad, y ver si son razonables o no para nosotros. Pero sí que es evidente, si lo analizamos, es que gastamos prácticamente todo el tiempo, recursos y energía en proteger y promocionar al propio yo, incluso mientras dormimos. Es un trabajo sin fin, porque este yo nunca tiene ni protección ni promoción suficientes. De ahí surge todo el miedo, insatisfacción, enfado, tristeza y preocupaciones. En resumen, lo que digo es, puesto que todos los problemas vienen de dar tanta atención y de aferrarnos tan fuertemente al yo, ¿no vale la pena investigar si este yo existe o no en realidad?
23/11/08
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