Cuando tengo problemas es fácil pensar que están causados por mis circunstancias particulares, y que si esas circunstancias cambiasen, mi problema desaparecería. Doy la culpa a la gente, a mis amigos, a la familia, al gobierno, a los tiempos actuales, al clima, la contaminación, a la sociedad, a la historia, etc. Pero he de ver que las circunstancias externas como estas no son la causa principal de mi problema. He de reconocer que todo el sufrimiento físico y dolor mental que experimento son la consecuencia de haber tomado un renacimiento humano que es contaminado por el veneno interno de las perturbaciones mentales.
Necesitamos meditar en la conclusión final hasta generar la firme convicción de que todo el sufrimiento físico y dolor mental que experimentamos son la consecuencia de haber tomado un renacimiento humano contaminado.
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