Si me parece que estos días estoy pensando casi excesivamente en Camila, puedo contemplar así:
La Camila en la que normalmente pienso no existe porque todo lo que existe es, o bien uno, o bien diferente; no hay tercera posibilidad. Y Camila no es una con sus agregados de cuerpo y mente y no es diferente de sus agregados. Como no hay tercera posibilidad, Camila no existe.
Tengo que generar la convicción de que Camila, la Camila que normalmente percibo, no existe. ¿Cómo? Meditando en la naturaleza verdadera de personas y fenómenos, la vacuidad. Necesito determinar con precisión si Camila existe, como yo normalmente creo, o si no existe, como se dice en las enseñanzas sobre sabiduría de Buddha. Porque, si Camila no existe en realidad, ¿por qué depender tanto de ella?, ¿por qué aferrarme tanto?. ¡Qué ignorante sería! ¡Y qué estúpido!...
15/8/09
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2 comentarios:
Y ¿qué sería de nosotras sin un poco de ignorancia y estupidez?
Lo mismo que de nosotros. Sería el final del mundo (feo).
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