Las últimas entradas las puedo considerar un ejemplo de intentar
aplicar en meditación todo lo que uno encuentre en su vida o en su mente, de acuerdo con la instrucción específica de lojong que se da en los
Siete Versos del Adiestramiento de la Mente. Así, por ejemplo, si reconozco que soy demasiado dependiente del reconocimiento de los demás o de sentirme estimado por otros, puedo utilizar esta 'falta por exceso' para meditar en la vacuidad. Contemplando la ausencia de existencia verdadera de las personas, que me incluye a mí y a los demás, mi preocupación por ser reconocido y estimado se suavizará inmediatamente y hasta se desvanecerá, temporalmente. Para conseguir este buen resultado temporal no hace falta una gran meditación de estabilización en la vacuidad, sino sólo un análisis sincero -- meditación analítica -- de las
líneas de razonamiento que establecen la vacuidad.
Pero, al fin, ¿por qué es importante meditar en la vacuidad? Porque con aferramiento propio -- que cree que yo y los demás existimos de verdad -- genero apego y aversión, y con estos creo las acciones contaminadas que perpetuan mi samsara, mi vida contaminada, con todos sus sufrimientos y miserias asociadas. Lo único que se opone a la ignorancia del aferramiento propio es la sabiduría que realiza la verdad de la vacuidad.
Para cualquier sufrimiento y miseria que pueda nombrar o recordar en este momento, como enfermedad y demás, he de ver que está basada en permanecer en el samsara. El samsara surge de la mente ignorante del aferramiento propio, y lo único que se opone a la ignorancia del aferramiento propio es la sabiduría que realiza la verdad de la vacuidad. En enseñanzas orales Geshe Kelsang ha dicho:
Todos nuestros problemas surgen porque no realizamos la vacuidad.
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