Ahora mismo mi práctica de paciencia es nueva, todavía muy débil, casi inexistente, mientras que mi reacción habitual de enfado o amargura ante la adversidad, es todavía muy poderosa. Esto es debido sólamente a falta de familiaridad en un caso y a familiaridad completa en el otro, creada a lo largo de innumerables vidas. Es como un niño que apenas se está empezando a formar queriendo luchar contra un adulto completamente formado. Por esto, si a veces siento que la situación me sobrepasa y que no hay energía mental ni para entender siquiera el significado de las palabras 'aceptar con una mente feliz', no importa. Es normal. Mañana lo veré de otra manera.
Esto me dice también que en todo necesito la ayuda de Buddha, de los Superiores.
26/10/09
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