Aquí, entre osamentas, se ven tres cadáveres (ampliar para comprobarlo) en distintos estados de descomposición. Uno de ellos es todavía bastante reciente y representa, al parecer, a la persona misma que encargó pintar el cuadro, Miguel de Mañara, envuelto en su manto de Caballero de la Orden de Calatrava. El título del cuadro es Fin de la Gloria del Mundo y no es difícil pensar que ese caballero lo utilizara para su meditación en la muerte. Pero a su vista, yo también puedo intentar mejorar mi propia meditación reflexionando así: *La única diferencia entre estos cadáveres y yo es una mera cuestión de tiempo. Pronto estaré donde ellos están; y tal como sus cuerpos están tendidos ahí pudriéndose, pronto mi cuerpo estará enterrado y descomponiéndose también*.
Una línea de pensamiento que viene del Camino Gozoso, donde Geshe Kelsang dice que este tipo de meditación, llamada de 'los aspectos de la muerte', es especialmente beneficiosa para quienes encuentran fácil olvidarse de la práctica espiritual, y difícil considerar nada que no sea inmediatamente presente.
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