Sobre la base de la 'meditación cero' de esta serie, ahora pienso:
Absolutamente todo lo que tengo --empezando por mi cuerpo y demás comodidades-- y todo lo que sé --desde el abecé hasta las instrucciones del Tantra-- viene sólo de la gran bondad de los demás. Así, todos los seres vivos son inmensamente bondadosos conmigo. He de recordar siempre la gran bondad de todos los seres conmigo, y devolverla generando amor por ellos y ayudando.
Al mismo tiempo he de saber que igual que todos los demás fenómenos, todos los bondadosos seres son vacíos, como el espacio. Lo que quiere decir que todos los bondadosos seres no son otros que vacuidad.
Medito en la unión de las dos verdades. He de poder establecer la naturaleza última de todos los seres sin negar su naturaleza convencional, su mera apariencia a una mente válida. Y he de poder establecer la existencia convencional de todos los bondadosos seres sin negar su falta de existencia última, su vacuidad. Cuando he visto las dos verdades como no-contradictorias y que se sostienen mutuamente, he entendido la unión de las dos verdades. Mientras vea las prácticas del método y de la sabiduría como separadas y sin relación, estaré lejos del resultado, la Budeidad.
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22/2/10
Repasando las Etapas del Camino (10)
El décimo día recordar la décima instrucción del Lamrim, sobre reconocer la gran bondad de todos conmigo.
Todos los seres son extremadamente bondadosos conmigo. Todo lo que tengo, empezando por mi propio cuerpo y la ropa que llevo ahora, es una prueba de la gran bondad de todos. Todas mis necesidades (de casa, comida, ropa, medicinas, etc.) las puedo satisfacer sólo gracias a la gran bondad de los demás. Todas las comodidades (como luz eléctrica, libros, música, carreteras, etc.) son un resultado de la gran bondad de los demás seres. Mi educación y conocimientos convencionales, empezando por el abecé, vienen de la gran bondad de los demás. Y todos los conocimientos y logros espirituales, desde la primera instrucción y meditación hasta la meta final de la iluminación completa, vienen sólo de la bondad de los demás. Ya que todos los seres sintientes son tan bondadosos conmigo, he de recordar siempre su gran bondad, y devolverla generando amor por ellos.
Todos los seres son extremadamente bondadosos conmigo. Todo lo que tengo, empezando por mi propio cuerpo y la ropa que llevo ahora, es una prueba de la gran bondad de todos. Todas mis necesidades (de casa, comida, ropa, medicinas, etc.) las puedo satisfacer sólo gracias a la gran bondad de los demás. Todas las comodidades (como luz eléctrica, libros, música, carreteras, etc.) son un resultado de la gran bondad de los demás seres. Mi educación y conocimientos convencionales, empezando por el abecé, vienen de la gran bondad de los demás. Y todos los conocimientos y logros espirituales, desde la primera instrucción y meditación hasta la meta final de la iluminación completa, vienen sólo de la bondad de los demás. Ya que todos los seres sintientes son tan bondadosos conmigo, he de recordar siempre su gran bondad, y devolverla generando amor por ellos.
13/9/09
Pensamientos del adiestramiento de la mente, lojong (6)
Pienso que quizá debería modificar mi meditación personal sobre la gran bondad de todos los seres, la décima del Lamrim, así:
Todos los seres vivos son extremadamente bondadosos conmigo porque sin ellos yo no podría ni siquiera existir. Todo lo que tengo viene de la bondad de los demás. Puedo satisfacer mis necesidades -- de comida, vestido, alojamiento, medicinas, etc. -- sólo gracias a la bondad de otros seres. Todas las comodidades de que disfruto -- como luz eléctrica, libros, música, carreteras, etc. -- vienen sólo de la bondad de otros. Todos mi educación y conocimientos mundanos, empezando por el abecé, vienen sólo de la gran bondad de otros -- sin la técnica del lenguaje, por ejemplo, que otros han desarrollado por mí, no podría ni siquiera pensar claramente. Todos los conocimientos y logros espirituales, desde la primera instrucción y meditación hasta la meta final de la iluminación completa, vienen sólamente a través de la gran bondad de otros. Ya que todos los seres vivos son inmensamente bondadosos conmigo, pido bendiciones para realizar su gran bondad, y devolverla generando amor por ellos.
Me acuerdo de que en una ocasión, en un retiro en el Montseny, Gen Kelsang Kunsang, entonces Maestra residente del Centro de Barcelona, nos pidió memorizar el texto raíz del Adiestramiento de la Mente en Siete Puntos de Geshe Chekawa. Esto se hacía por parejas: mientras uno recitaba lo que había memorizado, el otro comprobaba su corrección mirando el texto, y alternándonos en esto. A mí me tocó con Julia. De los budistas de nuestra tradición en aquel tiempo en España, no creo que haya ninguno que no haya tenido alguna vez algún rifirrafe con ella. Llegamos a aprender dos o tres versos nada más. El primero era:
Todos los seres vivos son extremadamente bondadosos conmigo porque sin ellos yo no podría ni siquiera existir. Todo lo que tengo viene de la bondad de los demás. Puedo satisfacer mis necesidades -- de comida, vestido, alojamiento, medicinas, etc. -- sólo gracias a la bondad de otros seres. Todas las comodidades de que disfruto -- como luz eléctrica, libros, música, carreteras, etc. -- vienen sólo de la bondad de otros. Todos mi educación y conocimientos mundanos, empezando por el abecé, vienen sólo de la gran bondad de otros -- sin la técnica del lenguaje, por ejemplo, que otros han desarrollado por mí, no podría ni siquiera pensar claramente. Todos los conocimientos y logros espirituales, desde la primera instrucción y meditación hasta la meta final de la iluminación completa, vienen sólamente a través de la gran bondad de otros. Ya que todos los seres vivos son inmensamente bondadosos conmigo, pido bendiciones para realizar su gran bondad, y devolverla generando amor por ellos.
Me acuerdo de que en una ocasión, en un retiro en el Montseny, Gen Kelsang Kunsang, entonces Maestra residente del Centro de Barcelona, nos pidió memorizar el texto raíz del Adiestramiento de la Mente en Siete Puntos de Geshe Chekawa. Esto se hacía por parejas: mientras uno recitaba lo que había memorizado, el otro comprobaba su corrección mirando el texto, y alternándonos en esto. A mí me tocó con Julia. De los budistas de nuestra tradición en aquel tiempo en España, no creo que haya ninguno que no haya tenido alguna vez algún rifirrafe con ella. Llegamos a aprender dos o tres versos nada más. El primero era:
Primero aprende las preliminares.Éste nos hizo reír mucho a los dos durante un buen rato, yo no sé por qué. Otro verso era:
Medita siempre en la gran bondad de todos.
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