El decimoquinto día recuerdo la decimoquinta instrucción del Lamrim, sobre desarrollar una mente de compasión por todos los seres atrapados en el samsara. Primero imagino que a mi alrededor están -tal como están en realidad- todos los seres vivos de los seis reinos de existencia, pero en aspecto humano, con las personas más cercanas a mí en esta vida más cerca de mí. Pienso:
Todos los innumerables seres que hay a mi alrededor, humanos y no humanos, son mis madres; todos son inmensamente bondadosos conmigo y muy preciosos para mí, que busco la iluminación. Su deseo principal es ser libres de sufrimiento y problemas, pero como por ignorancia están renaciendo contínuamente en el samsara, todos experimentan sufrimiento constante. Los seres humanos, por ejemplo, experimentan los sufrimientos del nacimiento, envejecimiento, enfermedad, muerte, tener que separarse de lo agradable, tener que encontrarse con lo desagradable y no poder cumplir los deseos, contínuamente, una y otra vez, sin final. ¡Qué maravilloso sería si todos los seres vivos se liberasen del sufrimiento!
O bien pensando brevemente como en el Lamrim instantáneo:
Ya que el deseo principal de todos estos seres es ser libres de sufrimiento, aunque en ningún sitio en el samsara hay verdadera libertad, ¡qué maravilloso sería si todos los seres sintientes se liberasen del sufrimiento!
31/3/10
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario