Enfocándose en la vasta asamblea de todos los seres sintientes, uno debería analizar repetidamente así:
Ya que no hay ningún ser que no haya sido mi madre en alguna ocasión en mis incontables vidas pasadas que se extienden hacia atrás hasta el infinito, todos estos seres son mis madres. Ya que, empezando por mi cuerpo, todo lo que tengo, y empezando por mi propio nombre, todo lo que sé, es un resultado sólo de la gran bondad de los demás seres, todos los seres son inmensamente bondadosos conmigo, cada día. Ya que están renaciendo contínuamente en el samsara, que es la naturaleza del sufrimiento, no virtud última, todos estos seres experimentan sufrimiento constante. Y ya que los placeres mundanos son en realidad sufrimiento cambiante, estos seres nunca tienen felicidad.
24/10/11
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