'Si el dinero no da la felicidad, figurémonos la miseria'. Esta sentencia cómica, pero profunda, del famoso comediante italiano, Totó, nosotros la podemos trasladar al campo de nuestra práctica espiritual pensando: 'Si en el reino humano no encontramos felicidad, figurémonos en los infiernos.'
Muchos escépticos que niegan la religión y la existencia de otros reinos aparte del reino humano, escriben, no obstante, y leen gustosamente relatos y ensayos de 'horror cósmico' y hasta de 'horror filosófico' (véase p. ej. The Conspiracy Against the Human Race: A Contrivance of Horror, de Thomas Ligotti). Pero, justamente, la existencia aquí en este mundo de situaciones reales o imaginadas parecidas a infiernos, debiera indicarnos -si fuésemos inteligentes- la existencia de infiernos reales en otros sitios. En el Camino Gozoso de Buena Fortuna se lee: 'Tal como un águila pescadora volando en círculos sobre el agua indica que hay peces en el agua debajo, igualmente las situaciones parecidas a infiernos en este mundo indican la existencia de infiernos reales en otros sitios.'
Creamos o no en la existencia del infierno, no estaría mal determinarnos a abandonar, por si acaso, las acciones negativas. Porque las acciones negativas son, en la definición del Dharma, los caminos que llevan a los reinos inferiores. No hay manera de ir a parar físicamente ni mentalmente a ninguno de estos sitios o esferas de horror, si no es a través de los caminos de las acciones negativas - que son nuestras acciones (actividad física, palabras y pensamientos) que directa o indirectamente causan daño a otros seres vivos.
4/2/15
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